jueves, 3 de enero de 2013

oración


Orar es platicar con Dios. Es una de las primeras lecciones que todo discípulo o catecúmeno recibe.  Unos lo hacen en silencio, otros a grito abierto; algunos sollozan, otros hablan en lengua extraña; unos más prefieren la oración en la soledad de su habitación mientras otros  oran la comunión de sus hermanos.

Alguna vez critique "las formas" al orar (creyendo vanamente que solo algunos poseíamos el secreto de comunicarnos con Dios). Hoy me doy cuenta que la oración, independientemente de las formas, nos hermana.  Todos los hombres hemos levantado alguna vez la cara al cielo y, perdida la mirada en la inmensidad, hemos dicho ¿Estás ahí?


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